Antología que consta de 13 relatos y 3 micro-comics coordinada por Carlos Rodón, en la que colaboro junto con un buen puñado de geniales autores.
Número de páginas: 286
Coordinada por: Carlos Rodón.
Editorial: Universo en colaboración con Dissident Tales.
Daniel Gutiérrez, "Cómo matar al cartero": algunas veces la enajenación nos lleva por caminos que jamás habríamos imaginado seguir. A través de esos senderos de locura un hombre ha decidido dar rienda suelta a un impulso vengativo que le carcome las entrañas. Pero alguien la "ha cagado" pero bien. Se ha entrometido, por pura torpeza, en sus planes. Ahora pagará las consecuencias de semejante metedura de pata. Tanto si alguna vez has deseado "ajustarle las cuentas" a tu cartero por motivo de alguna negligencia, como si no albergas rencor alguno contra él, esta historia te gustará. Con cierto sabor a películas como "Pulp Ficción" y un trasfondo bastante salvaje, el relato abre la antología de manera contundente.
Javier Martos, "Cómo matar a la muerte": Lo que más me ha gustado del relato es ese universo que su autor ha creado en torno a la muerte en sus múltiples vertientes. Ha personificado las distintas facetas de "la de la guadaña" acuñando términos muy coherentes. De esta forma, la enfermedad, los accidentes, la vejez y otros "trajes" de la muerte tienen aquí su lugar bien definido. Pero la humanidad ha alcanzado unas cotas de progreso considerables. Por eso los cachorros de la muerte andan un poco de capa caída. Sin embargo ella se niega a zozobrar. Alguien le quiere arrebatar su última cota de poder, ¿podrá conseguir acabar con ella para siempre? Como poco, resulta cautivadora la idea de descubrir cómo se las arreglará ese alguien para perseguir tan difícil propósito.
Roberto García Cela, "Cómo matarme": Una historia verdaderamente entretenida. He devorado sus páginas con avidez, deseando saber adónde quería ir a parar el autor con semejante delirio. Al principio nos muestra una cara bastante creíble y realista. Un grupo de amigos se reúnen después de varios años sin verse, para comer juntos. Muchos, como es comprensible, han envejecido con el correspondiente deterioro físico; calvas, barrigas más abultadas, canas por doquier y ese tipo de cosas. Pero hay alguien que no ha perdido cierta capacidad para mofarse de sus congéneres. Entre cerveza y cerveza, iremos descubriendo el delicioso entramado de esta historia hasta un final impactante que, creo, no dejará indiferente al lector. Uno de los relatos que más me han gustado. Tiene fuerza, es entretenido y su giro final me ha hecho estremecer.
Ricard Millas, "Capungo": Puede parecer que al protagonista de esta historia se le ha presentado una difícil tarea. Y no precisamente porque no esté el hombre acostumbrado a despachar semejante tipo de empresas. Cuando la presa es, al mismo tiempo, un delicioso bocado que se nos ofrece sin reparo alguno, puede que el deber primordial quede relegado durante algún tiempo a un segundo plano. Pero nuestro protagonista no es tonto. Sabe en qué medida ha de relajarse sin perder el horizonte por completo. ¿O quizás no? Eso habrá que descubrirlo adentrándose en las páginas del relato. Con un toque de historia de espionaje al más puro estilo James Bond, el relato nos conduce hasta un final donde habremos de descubrir algo que en realidad ya se nos advierte desde el principio.
A.C. Ojeda, " Preludio": Todos aquellos que encontramos deleite en el sano oficio de crear mundos, nos veremos, en mayor o menor medida, reflejados en el trasfondo de esta historia. Un escritor que persigue con empecinamiento su anhelada meta de convertirse en autor reconocido y respetado, un lector que lleva su fidelidad hasta límites obsesivos y peligrosos y un mundillo un tanto familiar para todo aquel que alguna vez se haya aventurado en esto de la escritura. Esas son las bases que escenificarán una historia entretenida y con los alicientes necesarios para mantenernos intrigados hasta el punto final.
Carlos Rodón, "Cómo matar a una tormenta": Se trata del relato más extenso, si no me falla la memoria, de toda la antología. Sin embargo, su autor ha dividido en partes la historia para que nos sea más fácil devorarla. Con una ambientación que me ha recordado en ocasiones al maestro King, Carlos nos adentra en el estado de Lousiana para contarnos cómo un fenómeno meteorológico sin parangón hará de las suyas. A través de la visión de distintos personajes, iremos conociendo las vicisitudes que habrán de vivir los ciudadanos de esa parte del mundo. Casi a modo de micro-novela, el autor nos conduce hasta las entrañas de una tormenta que arrastra consigo un halo de malignidad voraz. La sangre podrá salpicarnos desde sus páginas en alguna ocasión si no andamos listos. Un relato bastante ameno, con personajes bien construidos, algunos de ellos incluso simpáticos.
Beatriz T. Sanchez, "En la torre de poniente": La antología da un giro aquí bastante pronunciado, para conducirnos a una época más remota. Desde el principio puede apreciarse ese toque medieval que impregnará las páginas del relato. Bosques siniestros, campesinos caídos bajo el yugo de algún tirano y alguna pincelada de terror sugerente para ambientar los primeros compases. La huella perenne de un acto absolutamente abominable, hará que se grabe a fuego en la mente de nuestra protagonista un momento de su vida. Genial la manera de la autora de retratar a algunos personajes de su historia. Con un final lleno de fuerza y una prosa bien pulida.
Paloma Aragón, "Cómo matar a una mosca": El relato comienza con alguna explicación concisa que nos hará preguntarnos de qué va esa especie de apuntes con sabor a artículo enciclopédico. Esto hará que deseemos seguir leyendo para descubrir qué se esconde tras todo ello. Conforme avanzamos en la lectura, y por lo menos en mi caso, he tenido la sensación de estar viendo un capítulo de la mítica serie "En los límites de la realidad". Un relato ameno que nos conducirá a un final con giro argumental interesante.
Sergio Fernández, "El último cartucho": El autor nos sitúa en el escenario de un mundo postapocalíptico bastante bien retratado. Logra adentrarnos en esa parcela espacio-temporal donde reina la incertidumbre y el peligro latente. Valiéndose de tres personajes, uno de ellos no humano, y un diario, Sergio nos relata la historia, haciendo que cale en nosotros el miedo y la tensión crecientes. Narrado con sencillez y eficacia, el relato ha sido otro de los que más me han gustado de la antología.
J. Daniel Aragonés Cuesta, "El día que maté a mi jefe": La historia comienza con un toque de realismo que nos facilita la tarea de ponernos en la piel de uno de los protagonistas. Poco a poco va creciendo una nota de sadismo que luego impregnará casi toda la historia. A veces los planteamientos alcanzan cotas delirantes, lo que aporta un aliciente extra a la trama. Con un humor en momentos bastante ácido, otra historia entretenida que hará las delicias de todo aquel que se preste a fantasear con un impulso un tanto salvaje de asesinar esa figura, "siempre en los límites de nuestra imaginación", en ocasiones tan odiada.
D.W. Nichols, "Sombras": Un
delicioso relato de época donde nuevamente el rencor sirve de acicate, de
combustible con el que alimentar la maquinaria del crimen. Una dinastía de
encorsetados personajes rodeados de opulencia, en cuyos pechos late un corazón
frío y desapasionado, representará en esta ocasión el marco en el que se
desarrollará la maquiavélica trama. Y, por supuesto, la dulce jovencita que ha
tenido que regresar al gélido lecho de esas habitaciones lujosas, supondrá el
motor principal del relato. Una historia bastante entretenida y con una buena
prosa.
Roberto Malo, "Asesinando el pasado": En ocasiones, no resulta demasiado fácil enterrar ciertos hechos pretéritos que aún siguen atormentándonos en el presente. Si además ese pasado nos persigue, personificado en el ser humano que lo representó en su momento, no encontraremos otra vía de escape más que en nuestras propias manos. Con este relato que rebosa sadismo, se cierra la antología.
De mi propio relato, "La cima del pecado", como es lógico no opinaré. Simplemente os invito a adentraros en esa pequeña parcela de terreno sacro donde se desarrollan los hechos. La historia surgió fruto de una visita que hice al enclave donde se encuentra un monasterio, durante mis días de vacaciones. Estamos hablando de un entorno apartado, agreste y silencioso, allá en medio de unos montes de frondosa vegetación. Aquella calurosa tarde de verano, mi timidez impidió que pudiera llamar a las puertas de ese lugar. Me quedé, por tanto, con la duda de saber qué atesoraban los muros de piedra de aquel santo lugar. Más tarde decidí que mi imaginación elucubraría lo que pudiera haber ocurrido, de haberme atrevido a tañer la campana que hacía las veces de timbre.
La antología está aderezada, además, con tres divertidos micro-cómics. Ioannes Ensis, Laura López y Daniel Medina, nos ofrecen estas entretenidas historietas durante la lectura de los relatos. Cada uno de ellos, con estilos muy diferentes, nos ofrecen una visión retorcida de cómo matar a sus personajes.