viernes, 29 de marzo de 2013

EL RESPLANDOR EN TU MEMORIA. 



Lágrimas de fuego riegan al atardecer las tranquilas aguas de ese mar con nombre de rey azotado por una tragedia insoportable. Las laderas pedregosas se yerguen con majestad sobre las inmensas alfombras verdes que forman los campos de olivos. En el camino se pueden contemplar aquí y allá, pequeños altares depositarios de los ruegos de los caminantes. Más allá de ese lugar donde el camino es estrangulado por las lenguas de dos mares tranquilos e impolutos, cobra forma ante tus ojos maravillados la tierra que antaño fuera testigo de guerras legendarias, proezas sin parangón y gestas heroicas.
Teatro de Epidauro
 Templos de la cultura han emergido una vez más desde la profundidad de la roca que las tenía prisioneras, para extender su magia a tus pies. Ahora los ecos de artistas ancestrales declaman nuevamente, reverberando sus voces magistrales en la ladera escalonada, recitando en tus oídos historias repletas de hermosura pero también tragedia. Más allá, los muros maltrechos por las eras aún pueden dibujar en tu mente lienzos preñados de grandeza y en la tumba donde yace el tesoro invisible de un rey la luz azulada de su corona ceñirá tu cuerpo, mientras sonríes al ser acariciada por la magia de su ser. Luego prosigues el camino para llegar a ese entorno cuajado por las titilantes luces de atletas condecorados con coronas de olivos.
Olimpia
Tal vez las imponentes columnas yazcan desplomadas sobre el suelo, pero tus ojos nuevamente pueden contemplar la imponente grandeza que nunca ha abandonado esas piedras milenarias. Todavía retumban las voces de los excitados espectadores por todas partes y tu mente puede recrear ese reflejo maravillado que en otro tiempo ardiera en la mirada de esas gentes. Puedes imaginar sus rostros llenos de regocijo y hacer que el fuego de su mirada arda de nuevo en la habitación de tus pensamientos. Dejas descansar tu pie sobre la línea de una meta y notas cómo una energía inextinguible recorre tu cuerpo, erizando el vello de tus brazos.

Puerta de los leones en Micenas
 Ha llegado entonces la hora de atravesar esa inmensa llanura de olivos, para ascender con el corazón palpitante de alegría la ladera de un monte legendario. Tu aliento se funde con la magia de esa brisa suave que recorre las crestas pedregosas del santuario. La noche esconde secretos que poco a poco podrás ir desvelando haciendo uso de los ojos de la imaginación, esos que alcanzan a vislumbrar lo que hay mucho más allá de las fronteras de la simple materia. En la mañana un sol resplandeciente obrará el milagro, hará que broten para ti otra vez las voces de esas mujeres que antaño servían como oráculo de profecías confusas para reyes, héroes y tiranos. A través de senderos escarpados y cigzagueantes recorrerás todos y cada uno de los rincones de esa cima que en algún momento de la historia fuera el ombligo mismo del universo.

Templo de Apolo en Delfos
 Pero aún hay más, mucho más por ver. Te maravillarás una y otra vez con esas místicas formaciones pétreas de color rojizo, sobre cuyas cimas aún se afianzan monasterios de madera, con sus edificaciones abigarradas y sus frescos jardines desafiando a la gravedad. Contemplarás reliquias guardadas como tesoros y asomarás tu mirada curiosa a esas terrazas altas donde tan sólo las águilas y los hombres místicos son capaces de levantar sus moradas. Más tarde atravesarás el mar entre lluvias de blanca espuma para alcanzar las costas tranquilas de unas islas donde reina la luz y donde el viento sopla suave una melodía de dulces armonías.
 Y por último, antes de regresar, visitarás el templo de la diosa de las dos caras. La diosa de la guerra y también la diosa de la sabiduría te acogerán en su sala de regias columnas para desvelarte algunos de sus secretos, antes de que retornes a tu mundo de vigilia. Pero recuerda, si me lo propongo, quizás pueda despertar una y otra vez, en el mundo de tus sueños, toda esa magia que has dejado atrás, mediante una letanía de susurros. Porque quien ha visto y ha sentido, siempre atesora algo en su interior.

domingo, 24 de marzo de 2013

             DELIRIOS CÓSMICOS DE UN ESPÍRITU INQUIETO. 


 Algunas veces, los impulsos que manejan nuestra voluntad de manera secreta y misteriosa nos llevan por caminos no planificados. Son arrebatos repentinos de pura espontaneidad, nacidos de un germen cósmico que yace latente en algún recóndito escondrijo de nuestro ser. Son quizás el reflejo de ese pulso celestial que rige con precisión no ortodoxa toda la materia que nos envuelve y que forma parte de nosotros, como nosotros formamos parte de ella, aunque algunas veces parezcamos olvidarlo. Pero no todo es materia, pues más allá de ella hay algo que nuestros sentidos no pueden decodificar. Nuestra mente terrenal, en muchos casos, no alcanza a identificar la naturaleza de esos impulsos. Sin embargo, ese mismo germen ancestral que anida allí donde nuestra parte material se desvanece, para dejar paso a algo menos tangible desde el punto de vista racional, muchas veces nos hace intuir un universo distinto aunque también repleto de misterios por desentrañar. Cuando uno mira al cielo en una noche estrellada, alejado de cualquier aberración sonora, prejuicio o ajetreo carnal, una leve brizna de esa magia hace que esos impulsos ancestrales se vean despertados en nuestro interior. Un revoloteo de divinidad nos hace sentir que hay algo más allá de lo que nuestros ojos pueden contemplar, algo que palpita en nuestro pecho y genera ondas de felicidad casi inexplicable, desatando en la mente una lluvia fresca de sensaciones mágicas.

 A veces siento ese repentino y perentorio arrebato en mi pecho que me obliga a zarandear todas y cada una de las terminaciones nerviosas de mi mente, para ver si así caen de una vez todos esos frutos abotargados de algunas ideas que aún se resisten a ser paridas. Y es que en ocasiones se quedan ahí colgadas molestamente y es preferible darles rienda suelta, aunque quizás ni uno mismo luego las reconozca como propias y llegue a pensar que está ante una prolongación tentacular de su propia locura hecha palabra o acción. Pero, demonios, qué bien se queda uno cuando al fin ha sacudido todas esas inquietudes y las ha dejado ordenadas con delirante pulcritud sobre el amplio alfeizar que hay donde la ventana de sus emociones.

lunes, 11 de marzo de 2013

UN BREVE REPASO POR ALGUNOS LIBROS Z QUE LEÍ HACE YA ALGÚN TIEMPO.



Fue exáctamente tras haber leído esa transguesora novela de Alejandro Castroguer que es "El Manantial", que se despertó en mí el hambre de realizar reseñas sobre libros. Antes la idea no me cautivaba demasiado, ya bien fuera por la responsabilidad que conlleva el verter una opinión que otros muchos luego puedan tachar de incorrecta o simplemente porque me veía poco experimentado en el arte de reseñar. Sin embargo, una vez superados mis recelos, me di cuenta de que es esta una forma magnífica de exprimir un poco más mis lecturas y sacarles más partido. Por otro lado, también puede servir para, con el tiempo, recordar mejor el sabor que ha dejado en mi cierta obra literaria o incluso para que posibles nuevos lectores se decidan por fin a leer alguna de esas obras.
 Como lector suelo decantarme últimamente por la novela histórica, sin embargo, la ficción, el terror o la fantasía épica siempre me han aportado grandes horas de placer. Dentro de estos géneros, podría considerarse que ya ha nacido un "subgénoro" con vida propia, y utilizo este calificativo no de manera peyorativa, sino todo lo contrario. Estamos hablando del subgénero zombi.

 Hoy día considero dicho subgénero como un terreno perfectamente lícito para desarrollar en él todo tipo de historias, un trasfondo que nos puede ser realmente útil como trampolín de sentimientos, emociones o vivencias. Desde dicha plataforma se pueden contar infinidad de historias, siempre que uno sepa no dejarse arrastrar mucho por fórmulas demasiado rígidas y sujetas a factores que puedan redundar en el tedio de la repetición infinita.
 Pues bien, he aquí que como mi "sana fiebre" de dejar constancia, en forma de reseña, de mis lecturas preferidas, nació más bien hace poco, me he dejado atrás un buen puñado de novelas dentro de este subgénero que ahora me hubiera gustado poder comentar. Como el tiempo ha empañado un poco el recuerdo de esas lecturas, y no las podría ahora reseñar con total justicia, me limitaré en esta entrada a recordar algunas de ellas a base de pequeñas pinceladas.

"Cuando Susanah Llora" De Juan José Castillo.


  Una novela coral que nos aleja de las grandes urbes que suelen servir como trasfondo para la mayoría de estas historias, para llevar la acción a un pueblo donde encontraremos un buen elenco de personajes. Una obra ágil y entretenida, de personajes muy bien construidos y donde hay cabida para héroes y villanos, pero todos ellos muy terrenales. Por su forma de narrar, por las dosis de originalidad y por la capacidad que tiene el autor para hacernos conectar con sus personajes, es una de las obras de este género que mejor sabor de boca me han dejado. Quizás, eso sí, la naturaleza de los personajes hubiera podido dar mucho más juego al autor y al final se me hizo un tanto corta. Podría haberse tal vez exprimido mucho más la idea, pero aún así tal y como está me parece una novela altamente recomendable y entretenida.

"Los Caminantes" de Carlos Sisí (toda la saga).

 Una adictiva saga repleta de personajes de muy diversa índole, acción y grandes dosis de entretenimiento. A estas alturas todos aquellos que se consideren seguidores de este género ya conocen al autor como uno de los precursores del mismo. Su obra presenta muchos elementos ahora considerados clásicos y fundamentales dentro de la temática zombi, pero sus páginas aún conservan cierta frescura por su manera entretenida de narrar los hechos y cierta capacidad de crear empatía con algunos de sus personajes, o por el contrario desprecio hacia algunos otros. Una lectura fundamental para todo aquel que desee adentrarse en el mundo de las novelas de zombis e imprescindible, en mi opinión, para los amantes del género.

"Sherlock Holmes y los Zombis de Camford" de Alberto López Aroca.

Una bocanada de aire fresco a mi juicio totalmente necesaria dentro del género. Considero muy apropiado que de vez en cuando, alternándose con obras un poco más "canónicas" vayan apareciendo otras, como la presente, bastante alejadas de los elementos clásicos. Alberto aprovecha el tirón de la temática para contarnos, como he leído en alguna parte que él mismo dijo, "lo que le da la gana". Y lo hace estupendamente bien, sin desentonar, pero llevándonos por un terreno donde el autor se siente a gusto y conoce en profundidad. Tiene grandes dosis de originalidad en cuanto al marco utilizado como telón de fondo, pero al mismo tiempo sus páginas son casi una guía de obras clásicas de la ficción. La única pega que le he encontrado es que hacia el último tercio de la novela todo se condensa demasiado y aparecen un elevado número de personajes y resulta un tanto difícil asimilar tanta información en tan pocas páginas. No obstante he encontrado que la novela aporta grandes dosis de entretenimiento y está muy bien escrita. Pronto hincaré el diente a otra de sus creaciones "Necronomicón Z", que me espera de forma tentadora en una de mis estanterías.

"Antología Z 3" coordinada por Juan De Dios Garduño y Álvaro Fuentes.

Adquirí este volumen en la librería Nexus 4 de Santander tras una de mis primeras presentaciones. En ella tuve ocasión de conocer a uno de los autores que colaboran en el mismo; "Javier Fernández Bilbao", a quien mando un saludo desde aquí. Devoré el libro en apenas un día. Sus historias son variadas y abunda la casquería, el humor y también los momentos de terror. Es un volumen de lo más completo, donde hay cabida para los momentos más divertidos o la tensión propia del mundo zombi, así como, por su puesto, los festines de vísceras. Desde el antiguo oeste hasta el plató de un canal de televisión, pasando por la lupa de Sherlock Holmes, hay historias para todos los gustos.


"Guerra Mundial Z" de Max Brooks.

Un libro de temática zombi que logra alcanzar cotas de realismo inimaginables. Max Brooks ha conseguido como nadie hacernos creer lo que nos está contando, ya que en muchos casos se aventura a imaginar cómo sería el mundo en una guerra de humanos contra zombis, pero siempre teniendo en cuenta los mecanismos por los que nos regimos hoy día. De esta forma, va labrando unos planteamientos muy bien razonados. La fórmula, bastante atípica, utilizada para narrar los hechos, está alejada de lo que sería la estructura de una novela, ya que lo que hace es relatarnos el transcurso de esa guerra a través del testimonio de varias personas que vivieron el conflicto. Es el personaje de un periodista el encargado de ir recopilando esa información a base de entrevistas a afectados y supervivientes de la tragedia, una vez esta ha quedado ya relativamente atrás en el tiempo. Japón, Corea del Norte, Oriente Próximo, Estados Unidos, Europa, ningún país o continente se libra del bisturí de ese avezado periodista. Un libro que personalmente me ha aportado grandes dosis de entretenimiento e incluso me ha hecho recapacitar sobre algunas cosas, ya que Brooks no desaprovecha la oportunidad para indagar en los mecanismos de algunos sistemas políticos o, por ejemplo, la manera de funcionar de las empresas farmacéuticas.

"Cell" de Stephen King.

Aunque algunos no consideren esta novela una más dentro del género Z, yo pienso, por el contrario, que tiene todos los elementos necesarios para ser catalogada como tal. Es más, fue la primera que leí, si no recuerdo mal, que estaba ambientada en el universo zombi y aún hoy día sigo recordándola como una de las más aproximadas, "en algunos aspectos", al arquetipo creado por George A. Romero. No en vano hay una dedicatoria al mítico director del propio King al principio del libro. Ese ambiente opresivo, esas mareas inmensas de podredumbre andante, esas alegorías a una sociedad idiotizada; todo ello encuentra cabida dentro de este maravilloso volumen. Además hay varios alicientes que hacen que se mantenga la intriga hasta el final y la forma de contagio  es muy novedosa, muy original. Me ha gustado mucho el comportamiento de los podridos, ya que estos van pasando por distintas fases, propiciando así que nuestro interés se mantenga hasta el final. Los personajes son los justos, pero están estupendamente construidos y el autor logra que nos lleguemos a interesar por su pasado, su precario presente y su nada seguro porvenir. La acción se desata ya casi desde el principio y no tendremos tiempo para el aburrimiento, aunque sí ciertos respiros donde la tensión podrá saborearse con más detenimiento. Eso sí, hacia el final de la novela hay cierto comportamiento de los infectados que no terminó de convencerme, es más, llegué a pensar que se le había "ido un poco la pinza al autor". Aún así, es una de las novelas que más me han gustado dentro del género. Ah, y por si no hubiera quedado claro aun con el detalle de la portada, los teléfonos móviles tienen mucho de culpa en todo lo que ocurrirá.

 Estas son solo algunas muestras dentro del rico mosaico que conforma hoy día la literatura de dicho género. Como se puede ver, hay mucho donde elegir.

miércoles, 6 de marzo de 2013

RESEÑA DE "LOS ASESINOS DEL EMPERADOR" DE SANTIAGO POSTEGUILLO.



Conspiración, guerras civiles, cataclismos trágicos, intrigas de poder, conquistas épicas, asedios, luchas de gladiadores y un sinfín de experiencias más te esperan al otro lado de la tapa de esta voluminosa primera entrega, de lo que será una nueva saga a cargo del siempre genial Santiago Posteguillo.
 La novela arranca ya en medio de una conjura pergeñada por el propio senado para terminar de una vez por todas con lo que se está convirtiendo en una amenaza para el imperio. No se trata ahora ya sólo de mantener las fronteras bien defendidas ante los distintos pueblos bárbaros que acechan al otro lado. Ahora el peligro palpita más vivo que nunca en el propio seno de la ciudad eterna. Cuando lo que se enquista dentro de un imperio es su propio corazón, la solución menos dramática es sencillamente extirpar ese mismo mal de manera tajante, para restablecer el orden bajo el mando de un nuevo emperador alejado de corrupciones y locuras.
 La parte inicial de la novela nos sitúa ya en el momento mismo en que está a punto de ejecutarse esa peligrosa operación secreta para derribar a un emperador corrompido por sus locuras y excentricidades. Luego Posteguillo nos deja durante varios cientos de páginas con la intriga de saber cómo terminará esa operación casi suicida. Repentinamente retrocedemos atrás unas décadas para situarnos varios emperadores antes que Domiciano. Tendremos así la ocasión de profundizar en esa Roma imperial que está dejando atrás una dinastía tan importante como la de los Julio-Claudios, para adentrarnos en otra no menos importante como la de los Flavios. Sin embargo, habrá una ardua y escabrosa transición entre ambas familias imperiales, donde la nota predominante será la guerra civil y las intrigas palaciegas, el desorden y la falta de liderazgo firme, en una Roma que amenaza con desmoronarse. Tendremos ocasión de conocer de primera mano a los emperadores más denostados, odiosos y egocéntricos que ha parido la historia de tan longeva hegemonía. Pero al mismo tiempo asistiremos a momentos decisivos, donde podremos apreciar ese ingenio militar nunca huérfano del genio de los estrategas ni la creatividad y el arrojo de los ingenieros más avezados.
 Por supuesto, no todo serán emperadores débiles, corruptos o deplorables. También habrá espacio para la sensatez y el aplomo de líderes que conducirán su imperio con mano firme pero sabia, por un camino enfocado en afianzar las fronteras o incluso llevarlas un poco más allá.

 Se nos brinda incluso la oportunidad de descender a las cloacas de la Roma imperial, donde podremos presenciar ese submundo tan desconocido y olvidado adonde va a parar todo el desecho de una sociedad donde no faltan los excesos, incluso los de la sangre. Ese mismo fluido vital es derramado en la arena de ese anfiteatro por todos ahora conocido con el nombre de "Coliseo", para deleite de una plebe que está hambrienta de dantescos espectáculos con los que poder olvidar durante un buen rato su vida miserable y apocada.
 Vespasiano, Tito o Domiciano son tan sólo algunos de los personajes históricos que podremos conocer a través de la visión de este gran novelista. Asistiremos a la caída de Jerusalem y su saqueo bajo el mando firme de un Tito obstinado hasta las últimas consecuencias. Viviremos los horrores que puede sembrar un monte como el Vesubio cuando está furioso y vomita su ira en forma de mares de ceniza y lava sobre la mítica ciudad de Pompeya. Observaremos los progresos de esa magna obra que en su momento fue el anfiteatro Flavio y por supuesto viviremos la angustia y la tensión con la que los gladiadores luchaban en la arena por su propia vida. Y, cómo no, claro, conoceremos a Marco Ulpio Trajano, ese hispano fiel a su imperio, que estará destinado a convertirse en el primer emperador de la historia de Roma no nacido en la propia capital del imperio.
 Al otro lado del Danubio acechan los Dacios a las órdenes de un temerario Decébalo, mientras que los rudos germanos ansían cruzar las fronteras del Rin en su siempre lluviosa tierra. Ambos representan el constante peligro que ejerce presión sobre las fronteras de un imperio que no puede permitirse el desgaste continuo de esas guerras civiles que le hacen balancearse en la cuerda floja.
 Especialmente emotivo he encontrado el último capítulo del libro, cuando cierto personaje tiene una audiencia privada con el nuevo emperador.
 Una novela que cuenta con todos los ingredientes para hacer las delicias de los amantes de la literatura histórica. Personalmente he quedado más que satisfecho con esta joya de más de mil páginas. Lo mejor de todo es que es sólo el principio de esta nueva saga y todavía queda mucho por llegar. Cuando una novela tan extensa como la que nos traemos entre manos, te hace desear más y más, eso quiere decir que estamos sin duda ante uno de los mejores literatos de nuestros tiempos. Yo al menos así lo veo.
Como curiosidad me gustaría añadir que hay un hecho, algo que al principio parece meramente anecdótico, sobre la vida y las costumbres cotidianas del emperador Domiciano, que en realidad puede tener más importancia de lo que parece. Uno se dice durante la lectura que quizás el autor quiera incidir en ello por alguna razón y lo cierto es que no está equivocado. En las notas históricas que figuran en la parte de los apéndices se nos aclara todo esto y yo no pude reprimir una sonrisa casi de complicidad al ver al fin confirmadas mis sospechas.