martes, 2 de octubre de 2012


RESPLANDOR ENTRE LAS BRUMAS.




Puedo ver tu rostro plateado reflejándose sobre la superficie de ese lago de aguas oscuras. La noche ha extendido ya su negro manto, pero mientras fluctúan las aguas, en ellas se contempla con claridad esa huella triste que han dejado en ti los largos años de soledad. El viento sopla en las copas de los árboles con sopor, casi como si estuviera cansado y hastío a causa de tu abatimiento. Añoran las hadas del bosque esa sonrisa que antes las hacía danzar con alegría y que ahora una sombra ha velado por completo, dejando huérfanos a los espíritus del bosque. Allí dónde un pequeño remanso de paz agita mis cabellos con ternura, en el mismo corazón del bosque, reposo con calma mi cuerpo, sentado sobre una roca alta. He podido contemplar tu rostro y enseguida supe que algo grave te afligía el corazón. Sin pensarlo, decidiste confesar tus penas al ver que yo mostraba una expresión de experimentada sabiduría. Entonces hablé, levantando mi mano izquierda en un gesto de compasión sobre tu frente perlada de sudor. Esa corona de angustias que ciñe tus cabellos no estará ahí por siempre y si hoy demuestras tu valor y tus fuerzas no abandonan la senda de tu vida, pronto llegarán tiempos mejores, y los hados del destino acompañarán tu alma hacia tierras más hermosas. Yo en otro tiempo entregué también mi ser a los brazos de la desesperación, pero supe levantarme una y mil veces, apretar los dientes con furia y seguir caminando hacia delante. Siempre hacia delante. De no haber sido así jamás habría podido contemplar este amanecer que hoy acaricia mis sentidos, templando con ternura mis pensamientos mientras me arropa en la noche y aleja los temores de mi lado. Nunca permitas que te borren la sonrisa, te roben las esperanzas, o te priven de esa libertad para soñar.

2 comentarios:

  1. Buen mensaje. Creo que esas esperanzas, en forma de sonrisas, son de esas cosas que siempre debemos intentar mantener como humanos. Si las dejamos escapar, estaremos prácticamente perdidos, porque es lo que nos mueve. En los momentos más complicados es cuando debemos hacer más fuertes y solidas esas esperanzas, aunque cuesta.

    Un saludo

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  2. Lo cierto es que este texto pertenece a un conjunto de reflexiones que fui elaborando a lo largo de un pequeño periodo de mi vida y que ahora estoy rescatando poco a poco, para subir en mi blog. Al mismo tiempo que me servían entonces como medio de auto-ayuda, eran también una forma de mantener un poco engrasados los engranajes de mi manera de escribir. Resulta reconfortante que alguien se pare a leerlos y reflexionar sobre su mensaje, Rober.

    Un saludo, amigo.

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