martes, 8 de septiembre de 2020

Grúninder


Sierpe voladora es el término coloquial por el cual se conoce, en Anaroth, a dos tipos de criaturas que habitan algunas zonas de ese mundo. Existen dos clases principales: los dragones y los guivernos. Ambos están emparentados hasta el punto de que pueden haber surgido de una misma camada. Por lo tanto, no se trata de especies diferentes, sino que los primeros son sierpes que han nacido con una peculiaridad que las distingue de sus hermanas: poseen cuatro patas en lugar de las dos traseras que tienen los guivernos. Estos últimos tienen unidas las anteriores a las propias alas membranosas. 

Los dragones son raros de encontrar en Anaroth; apenas podemos hallar unas pocas decenas en tierras septentrionales del hemisferio occidental. Su naturaleza indómita y el alto grado de agresividad que los caracteriza hace de ellos un ser peligroso en sumo grado. Asimismo, lo formidable de su tamaño, aunado al hecho de que son capaces de volar largas distancias y escupir llamaradas de fuego, los transforma en las bestias más temidas del planeta. Los guivernos; sus hermanos de dos patas, son más comunes y los podemos encontrar en regiones ecuatoriales, también en la parte occidental. Su tamaño es algo menor. Mientras se tiene constancia de dragones que, desde el hocico hasta la punta de su cola alcanzan los diez metros de longitud, un guiverno adulto apenas puede rondar, a lo sumo, unos seis metros. Aunque algunos de ellos también son capaces de lanzar  bocanadas de fuego como sus parientes los dragones, la gran mayoría de guivernos no es capaz de ello.

Los dragones pueden ser subdivididos en tres clases: los de escamas rojas, los que las poseen verdes y los que las tienen de un tono azabache. Los últimos suelen hacer gala de una ferocidad y un afán destructor mayor que los otros. Algunas leyendas hablan incluso de un cuarto tipo; dragones albinos de escamas plateadas que, según los mitos, gozarían de una belleza tan abrumadora como su colosal tamaño. Sin embargo, no existen fuentes lo bastante fidedignas que atestigüen su existencia; más allá de algunos relatos populares que han pasado de generación en generación, entre las gentes del Imperio Garlano. Por su parte, los guivernos suelen presentar la misma tonalidad de escamas en todos los casos; una mezcla de color negro y destellos broncíneos. 


Tanto los guivernos como los dragones son criaturas bastante inteligentes. Como tales, son capaces de estrechar algunos lazos con el ser humano. Pero esto sólo es posible cuando el hombre les favorece y cuida desde que son crías desprovistas de patas y alas. No existe persona en Anaroth que sea capaz de domesticarlas, pero sí algunos que se han ganado su confianza y las adoptan como a fieles aliados. Cuando surge tal fraternidad, las sierpes ofrecen su fortaleza y brindan a sus camaradas humanos un servicio de guardianes. Mientras el hombre sigue con el cuidado de sus retoños, las sierpes adultas custodian la región donde todos ellos residen. El término guardián fue, a causa de ello, el que se empleó desde tiempos antiguos para referirse a muchas de estas criaturas. La palabra se deformó a lo largo de los siglos hasta dar como fruto el vocablo Grúninder, palabra que se emplea un muchas ocasiones para bautizar tanto a dragones como a guivernos.

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