RESEÑA DE "PUERTAS DE FUEGO" DE STEVEN PRESSFIELD.
Resulta verdaderamente emocionante tener la ocasión de
recorrer nuevamente esos lugares mágicos, que a uno impactaron en algún momento
de su vida. La magia de la literatura nos brinda, entre otras muchas cosas, la
oportunidad de realizar ese viaje sin que uno tenga que moverse del asiento. Y
es que, a veces, por motivos varios, resulta imposible regresar a ese lugar del
mundo que uno quisiera visitar de nuevo de forma física. Pero ahí tenemos ese
otro medio de locomoción, siempre fiel y a nuestro servicio.
La historia de Grecia rebosa momentos de épica, tragedia,
misticismo y magia. Un sinfín de acontecimientos cruciales para la historia de
Europa y Asia tuvieron lugar en esa pequeña parte del mundo. Fue el terreno perfecto
para que infinidad de héroes llevaran a cabo sus gestas, esas hazañas bélicas
que les harían inmortales, grabando con fuego y sangre su nombre sobre la piel
de nuestra memoria colectiva. Cuando el país era un conjunto de polis
beligerantes, enfrentadas casi siempre entre ellas en interminables guerras
fratricidas, hubo algo que las unió por una causa común llamada democracia. La
sombra inmensa de un enemigo que extendía su poder al otro lado del Egeo y el
Helesponto, subyugando a unos siervos a quienes hostigaba fieramente para que
ampliaran los confines de su imperio, hizo que muchos pueblos helenos empezaran
a pensar en afilar sus armas. Pero esta vez ya no contra sus vecinos, sino
contra ese otro enemigo grande y poderoso que amenazaba su libertad.
Primero fue Atenas quien enfrentó ese inmenso océano que era la
imparable maquinaria persa. Hizo que sus fuerzas, aliadas con las de Platea
entre otras, chocaran sin temor contra la gigantesca muralla de un ejercito
compuesto por esclavos que peleaban bajo los latigazos implacables de un
emperador llamado Darío. En esa ocasión, debido a una festividad sagrada, los
espartanos no pudieron entrar en combate a tiempo, pero las fuerzas persas
fueron rechazas en la batalla de Maratón.
Años después la amenaza persa volvió a pisar tierras helenas, esta
vez bajo el yugo de un nuevo emperador, llamado Jerjes. Es aquí cuando comienza
la historia de la batalla de las Termópilas y de los héroes que en ella
perdieron su vida a favor de unas ideas. Y es esa batalla precisamente la
principal materia en torno a la que gira esta novela.
Xeones es un joven que, tras ver cómo su ciudad es arrasada por
un enemigo cercano, en una más de esas eternas guerras fraticidas entre pueblos
helenos, se acaba convirtiendo en un individuo casi sin identidad, sin una
polis que le haga identificarse y estar integrado. Durante un tiempo sobrevivió
junto a otras dos personas más como un ser furtivo, subsistiendo malamente
gracias a lo que cazaban o robaban a escondidas durante las noches. Pero al
final acabó encontrando un nuevo hogar en esa tierra llamada Lacedemonia. Los
espartanos, esos hombres nacidos para ser guerreros a jornada completa, y cuya
vida era una sucesión de pruebas, a cada cual más dura y difícil, ofrecieron a
Xeones la oportunidad de encontrar su propia identidad. A partir de ese momento
lucharía por convertirse en un hombre con un destino marcado por ese profético
encuentro que tuviera en un bosque, con quien él cree que era el mismísimo dios
Apolo. Al final ese mismo destino terminará llevándole a ese momento histórico
donde 300 hoplitas espartanos lucharían a muerte, junto con otros pueblos
helenos, con la única finalidad de causar bajas a los persas ante el estrecho
paso del desfiladero de las Termópilas. Su propósito era dar tiempo a los demás
pueblos helenos para prepararse ante el imparable paso de las inmensas tropas
de Jerjes.
La historia nos es narrada en esta novela a través de este joven.
Tras haber sido capturado por las fuerzas persas, y en un estado de gravedad
que le permite apenas sobrevivir unos días, relata al mismísimo Jerjes lo
acontecido no sólo ya durante el transcurso de la batalla, sino mucho antes de
ella. Su intención es dejar constancia del estilo de vida de un pueblo que
quizás termine siendo arrasado para siempre, borrado de la faz de la tierra y
de la historia por un poder inconmensurable como el persa.
La novela rebosa épica en estado puro. Viviremos en nuestra piel
la dureza de los entrenamientos a los que eran sometidos los espartanos. La
rigidez y disciplina de estos hombres en el campo de batalla se ve reflejada en
la obra de una forma clara. También tendremos ocasión de conocer, en esta
versión novelada, ese crucial acontecimiento en detalle, y la personalidad de
personajes tan importantes y conocidos como el rey Leonidas o el guerrero Dienekes,
cuyas célebres frases pasarían a la posterioridad para verse reflejadas tanto
en novelas como libros de historia o películas.
Una obra francamente emotiva. Aunque uno pueda sentir cierto
rechazo con numerosos aspectos de la vida de estos antiguos hombres y su
filosofía estricta, dura, cruel y en algunos casos quizás injusta, tampoco se
puede negar el hecho de que estos pocos hombres eran personas que luchaban por
y para ser libres, y contra millones de esclavos que nacían para ser tan sólo
siervos. A pesar de que el propio Leonidas recibió, por parte de Jerjes, más de una oferta para
convertirse en caudillo de su imperio, rechazó sin titubeos todas esas
oportunidades, pues Esparta no había sido creada para ser la punta de lanza de
un imperio, sino un pueblo libre y con identidad propia.
Como apunte interesante, mencionar que el espartano Dienekes, quien no figura en las películas " El león de Esparta" o "300" ni en el cómic en que está basada, si tiene un peso importante en esta novela. De hecho, fue uno de los soldados más importantes de la batalla y quien dijo la famosa frase, a modo casi de broma, de que si los persas cubrirían el cielo con sus flechas, así, ellos pelearían a la sombra.
Como apunte interesante, mencionar que el espartano Dienekes, quien no figura en las películas " El león de Esparta" o "300" ni en el cómic en que está basada, si tiene un peso importante en esta novela. De hecho, fue uno de los soldados más importantes de la batalla y quien dijo la famosa frase, a modo casi de broma, de que si los persas cubrirían el cielo con sus flechas, así, ellos pelearían a la sombra.
A continuación dejo un extracto de la novela donde se refleja con
pocas palabras, pero con tremanda claridad, tal y como los espartanos
acostumbraban, cuál era el pensamiento de estos hombres.
“ En la actualidad hay dos monumentos conmemorativos en las
Termópilas. En el moderno, llamado el monumento a Leonidas, en honor al rey
espartano que allí cayó, está grabada su respuesta a la petición de Jerjes de
que los espartanos depusieran las armas. La respuesta constó de tres palabras: <<Ven
a buscarlas>>.
El segundo monumento, el antiguo, es una sencilla piedra sin
adornos con unas palabras del poeta Simónides grabadas en ella. Sus versos
constituyeron quizás el más famoso de los epitafios guerreros:
Ve a decirles a los espartanos,
extranjero que pasas por aquí,
que, obedientes a sus leyes,
Aquí yacemos. "
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