EL RESPLANDOR EN TU MEMORIA.
Lágrimas de fuego riegan al
atardecer las tranquilas aguas de ese mar con nombre de rey azotado por una
tragedia insoportable. Las laderas pedregosas se yerguen con majestad sobre las
inmensas alfombras verdes que forman los campos de olivos. En el camino se
pueden contemplar aquí y allá, pequeños altares depositarios de los ruegos de
los caminantes. Más allá de ese lugar donde el camino es estrangulado por las
lenguas de dos mares tranquilos e impolutos, cobra forma ante tus ojos
maravillados la tierra que antaño fuera testigo de guerras legendarias, proezas
sin parangón y gestas heroicas.
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Teatro de Epidauro |
Templos de la cultura han emergido una vez más
desde la profundidad de la roca que las tenía prisioneras, para extender su
magia a tus pies. Ahora los ecos de artistas ancestrales declaman nuevamente,
reverberando sus voces magistrales en la ladera escalonada, recitando en tus
oídos historias repletas de hermosura pero también tragedia. Más allá, los
muros maltrechos por las eras aún pueden dibujar en tu mente lienzos preñados
de grandeza y en la tumba donde yace el tesoro invisible de un rey la luz
azulada de su corona ceñirá tu cuerpo, mientras sonríes al ser acariciada por
la magia de su ser. Luego prosigues el camino para llegar a ese entorno cuajado
por las titilantes luces de atletas condecorados con coronas de olivos.
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Olimpia |
Tal vez
las imponentes columnas yazcan desplomadas sobre el suelo, pero tus ojos
nuevamente pueden contemplar la imponente grandeza que nunca ha abandonado esas
piedras milenarias. Todavía retumban las voces de los excitados espectadores
por todas partes y tu mente puede recrear ese reflejo maravillado que en otro
tiempo ardiera en la mirada de esas gentes. Puedes imaginar sus rostros llenos
de regocijo y hacer que el fuego de su mirada arda de nuevo en la habitación de
tus pensamientos. Dejas descansar tu pie sobre la línea de una meta y notas
cómo una energía inextinguible recorre tu cuerpo, erizando el vello de tus
brazos.
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Puerta de los leones en Micenas |
Ha llegado entonces la hora de atravesar esa inmensa llanura de
olivos, para ascender con el corazón palpitante de alegría la ladera de un
monte legendario. Tu aliento se funde con la magia de esa brisa suave que
recorre las crestas pedregosas del santuario. La noche esconde secretos que
poco a poco podrás ir desvelando haciendo uso de los ojos de la imaginación, esos que
alcanzan a vislumbrar lo que hay mucho más allá de las fronteras de la simple
materia. En la mañana un sol resplandeciente obrará el milagro, hará que broten
para ti otra vez las voces de esas mujeres que antaño servían como oráculo de
profecías confusas para reyes, héroes y tiranos. A través de senderos
escarpados y cigzagueantes recorrerás todos y cada uno de los rincones de esa
cima que en algún momento de la historia fuera el ombligo mismo del universo.
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Templo de Apolo en Delfos |
Pero aún hay más, mucho más por ver. Te maravillarás una y otra
vez con esas místicas formaciones pétreas de color rojizo, sobre cuyas cimas
aún se afianzan monasterios de madera, con sus edificaciones abigarradas y sus
frescos jardines desafiando a la gravedad. Contemplarás reliquias guardadas
como tesoros y asomarás tu mirada curiosa a esas terrazas altas donde tan sólo
las águilas y los hombres místicos son capaces de levantar sus moradas. Más
tarde atravesarás el mar entre lluvias de blanca espuma para alcanzar las costas
tranquilas de unas islas donde reina la luz y donde el viento sopla suave una
melodía de dulces armonías.
Y por último, antes de regresar, visitarás el templo de la diosa
de las dos caras. La diosa de la guerra y también la diosa de la sabiduría te
acogerán en su sala de regias columnas para desvelarte algunos de sus secretos,
antes de que retornes a tu mundo de vigilia. Pero recuerda, si me lo propongo,
quizás pueda despertar una y otra vez, en el mundo de tus sueños, toda esa
magia que has dejado atrás, mediante una letanía de susurros. Porque quien ha
visto y ha sentido, siempre atesora algo en su interior.
Genial, amigo, ya te sigo. Tiene buena pinta tu blog. Luego, cuando tenga un rato más tranquilo, le hecho una mirada más atenta. Saludos =)
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