La imagen de la derrota.
Miren detenidamente esta imagen. No pretendo ser un experto en escultura, que no lo soy, ni en iconografía. Sin embargo creo que no hace falta nada de eso para darse cuenta, de que el autor de semejante obra, no quiso plasmar en ella una imagen de terror, oscuridad o prepotencia. Nada más lejos de la realidad, yo opino, y creo que está bastante claro, que lo que quiso fue más bien representar la derrota en su faceta más cruel. Frente despojada de corona, que ahora parece ser más bien una carga dolorosa para su cabeza, cetro de poder quebrado en dos con fiera determinación, tobillo anclado a un rabioso grillete bien apretado, y sobre todo, gesto de dolor y abatimiento, en un semblante donde el odio más bien brilla por su ausencia. ¿Verdad que no es esta la imagen terrible, que durante siglos nos han querido inculcar en nuestra mente colectiva, de lo que es el Ángel Caído? Es más bien como si alguien quisiera mostrarnos otra realidad muy distinta; la de un dios antiguo, visceralmente apartado de su antiguo trono, ahora usurpado por alguien que cree ser poseedor de la única, e irrebatible verdad.Tal vez la tan nombrada lucha celestial, fuera perdida después de todo por los que estaban del lado justo. Tal vez esos Ángeles Caídos, fueran luego difamados por los vencedores, porque recuerden, la historia nos llega siempre a través del relato de los vencedores. De este modo, los vencidos suelen ser dibujados ante nuestros ojos como simples alimañas, demonios abyectos causantes de todo el mal que nos perturba.
Simplemente se trate tan solo de una alegoría, de cómo las antiguas deidades fueron demonizadas por la nueva institución que ahora ocupa su lugar, con mano firme e intolerante. Pero yo pienso que detrás de toda alegoría, siempre hay una gran parte de verdad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario