Sólo hay que cerrar un momento los ojos y echar una mirada atrás, a esas diapositivas mentales que atesora tu cerebro, para darte cuenta de lo que ha influido la música en tu vida. Unido a cada retazo de ella, de manera intrínseca, siempre flotan las notas de alguna canción. Es como la banda sonora que te ha acompañado en cada momento, aportando una pincelada extra de sentimientos. Luego, más adelante, la magia de esas notas ejerce de llave mística capaz de abrir ese baúl que arropa tu pasado. Ante los ojos de tu alma se despliega un abanico de vivencias pretéritas al ritmo de esas guitarras, bajos, baterías y voces. Los buenos momentos, y aquellos que no lo fueron tanto, resucitan una vez más y es como si pudieras vivirlos desde una nueva perspectiva, pero siempre con el sabor primigenio. Puedes recorrer nuevamente los caminos apartados, preñados de belleza, que atravesaste en su momento mientras escuchabas, por ejemplo, a los Blind Guardian. Cada recodo del camino, cada soplo de brisa o el murmullo de los árboles cobra energía una vez más dentro de ti. En ese momento sientes que todas las experiencias de tu vida están a buen recaudo, custodiadas por esas notas musicales. Mi experiencia con la música, que ha servido de bomba propulsora en cada uno de mis pasos, de mis decisiones, de mi ilusiones, es la de un hombre que necesita de este viejo amigo para continuar avanzando con firmeza un día más. Cuando entrego mis energías al placer de la escritura, cuando ejercito mi cuerpo o mientras trabajo, necesito que los potentes acordes de alguna banda de Heavy Metal ejerzan esa propulsión poderosa. Mientras mis oídos perciban esa magia metálica que se derrama hasta mi cerebro a través de ellos, siento que puedo seguir adelante sin que nada pueda apartarme del camino que elegí.
Hoy, por pura casualidad, y mientras me distraía un poco buceando en internet, me topé con un tema de uno de mis discos preferidos. Cuando lo escuché con calma, una vez más, evoqué al momento y con total nitidez, un periodo de mi vida bastante fructuoso y feliz. Ello hizo que, por algún motivo, escribiera estas palabras a modo de agradecimiento a ese arte mágico que siempre me ha acompañado, tanto en los buenos, como en los malos momentos.
Y es por eso que brindo por el Heavy Metal.
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