sábado, 29 de marzo de 2014

Sueño lúcido.




Que maravillosa sensación cuando, de pronto, te "despiertas" en un sueño y tomas plena consciencia de que estás soñando. Es entonces cuando, si logras controlar tus impulsos, evitando que la ensoñación no se desvanezca por completo bajo los dedos torpes de la vigilia que acecha al otro lado, puedes dirigir el mundo onírico por el que vagas a tu antojo, ser el arquitecto de tus propios sueños. Apartando a un lado los nervios que bullen dentro tu mente, caminando con tiento por esa fina franja que hay entre dos mundos, el del sueño y el de la vigilia, avanzarás como un funambulista fascinado. Cuidado, es muy fácil que tu psique se deslice hacia el despertar si no andas con cautela. Pero si consigues mantenerte a ese otro lado de la realidad, verás que puedes dibujar con la imaginación sobre el lienzo de tu sueño. Es como si de pronto gobernaras ese plano onírico y tuvieras la facultad de decidir qué es lo que quieres ver y cómo lo quieres ver.
Observarás con honda fascinación cómo surgen paisajes de belleza inenarrable a tu alrededor, pero ahora serás capaz de hacer que broten flores allí donde las echabas en falta, o que las olas del mar que contemplas sean tranquilas y armoniosas. Si lo deseas, podrás alcanzar elevadas cumbres sin apenas esfuerzo, sintiendo cómo tu cuerpo se desliza maravillosamente sobre el lecho de un camino. No habrá meta allí que no puedas alcanzar, siempre que te dirijas con humildad y veas todo con los ojos maravillados de un niño. La aventura, con frecuencia, resulta efímera si no estás lo suficientemente entrenado en tales menesteres. Pero poco a poco lograrás dominar las riendas de tus sueños con mayor firmeza. Es el momento de percatarse de todo el excelso mundo que te espera a ese otro lado de la frontera. La hora de navegar sin límites y descubrir el universo inabarcable que yace dormido, pero jamás muerto, tras las cortinas a veces densas de la vigilia.Y al final del viaje quizás te encuentres a tres musas sonrientes, que soplarán con ternura sobre tu alma algunos secretos.
 Y he aquí que has fabricado sueños sobre los fértiles campos de tu subconsciente, y que por tanto ahora ellos en verdad te pertenecen. Son tuyos, y si así lo deseas, los puedes incluso regalar en forma de palabras. Ese es mi deseo ahora y es lo que en estos momentos hago, obsequiar a alguien muy especial este pequeño retazo de ensoñación que he labrado mientras deambulaba en esas lejanas tierras de mi mente.

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