Qué rápido han pasado estos últimos cinco años. Todavía recuerdo muy bien aquella foto, quizá un tanto macabra, que ambos comentamos hace tiempo, esa de la niña momificada. Tétrica a la par que que dulce, pues parecía dormir el sueño de los justos con un gesto sosegado que nos impulsó a detenernos un momento y contemplarla. A veces los senderos del destino son sinuosos y complicados, pero me alegro infinitamente de haber coincidido contigo en esa parte del camino. Ignorábamos que algo mucho más profundo nacería de una casualidad inocente como aquella. Pero, ya ves, un lustro más tarde avanzamos por la misma travesía, con idéntica ilusión que al principio y muchos anhelos todavía que cumplir.
Nunca olvidaré aquel sueño en el que mi espíritu cobró alas para sobrevolar a un mundo lejano y desconocido hasta entonces para mí. Ignoraba por completo que aquella fuente de un centenar de caños, cuya agua manaba cristalina y abundante, representaba una suerte de alegoría onírica. Frente a ella había una mujer de cabellos oscuros y rizados que sonreía con ternura. No mucho más tarde, conocería a esa joven que ya había vislumbrado en sueños. Cinco años después continúo a su lado, entrelazado mi destino al suyo.
Queda mucho por recorrer aún y mucho por conquistar. Sin embargo, el saber que lo haremos juntos, representa el mayor de los triunfos para éste que hoy te felicita.
¡¡¡Feliz cumpleaños, chula!!!
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