Siempre me ha resultado interesante la destreza de Asimov a la hora de establecer paralelismos entre lo humano y lo artificial. En muchos de sus escritos da la sensación de que intentara acercar la esencia del hombre a su lado más material. También nos muestra la humanidad que puede brotar de lo que en apariencia nos resulta inerte. Es decir, busca un nexo de unión entre ambas condiciones, valiéndose de la premisa de que, al fin y al cabo, todo es materia. Centrándonos en la antología de relatos de "Yo Robot", se percibe esta cualidad visionaria del escritor, pero al mismo tiempo despliega en sus historias otro interesante conjunto de hipótesis. Me atrevería a decir, y creo que no me equivoco, que el libro, en su conjunto, se sustenta en el pilar básico que representan esas tres leyes de la robótica imaginadas por él para su universo futurista. Todo gira en torno a esas directrices fundamentales establecidas por la "U. S. Robots and Mechanical Men Corporation". La magia de cada historia reside en los inconvenientes que pueden surgir a raíz de esos "tres mandamientos" y las contradicciones que estos puedan provocar.
Como todos los seguidores de Asimov saben bien, la U.S. Robots es una compañía dedicada a la fabricación de seres artificiales. La clave fundamental de dicha organización es un "cerebro positrónico" que han creado para sus humanoides. Esa mente artificial contiene, desde su misma creación, tres leyes inquebrantables que regirán el proceder de los robots dotados con ella. Esas directrices tienen un orden de prioridad. La primera manda sobre la segunda y la segunda sobre la tercera. En caso de que, por ejemplo, la última contradiga a la anterior, será anulada por esta última.
El libro es un fascinante conjunto de relatos donde el autor nos muestra, de manera divertida, las situaciones problemáticas que pueden darse cuando los robots de cerebro positrónico sufren conflictos internos a causa de las contracciones que surgen a veces entre las tres leyes. Por su puesto, no se trata de que las creaciones de la U.S. Robots no cumplan sus funciones debidamente, sino que, por el contrario, al seguir los dictados de esas tres leyes, en numerosas ocasiones se dan casos que el ser humano no puede a priori comprender. Y gran parte de la gracia del libro está en ver cómo desentrañan sus personajes esas confusas situaciones, para luego ponerles remedio de inmediato.
A lo largo de todo el volumen irán apareciendo distintos miembros de esa organización tecnológica. Muchos de ellos pronto nos serán familiares, ya que intervienen en más de una historia. Así les iremos conociendo con sus defectos y sus virtudes. Y cabe mencionar, por cierto, que Asimov es bastante "generoso" al dotar a sus personajes de rasgos bastante humanos. Son mujeres y hombres muchas veces dominados por la ambición, la envidia o incluso la misantropía en algunos casos. El autor también juega, de manera magistral, con conceptos bastante filosóficos acerca de nuestra condición, haciendo que nos planteemos algunas preguntas.
No faltan tampoco en el libro momentos emotivos, pasajes rebosantes de esa visión tierna que en numerosas ocasiones es capaz de plasmar con nitidez el escritor. Y es que Asimov, a mi juicio, es uno de esos autores capaces de llegar hasta lo más profundo del sentir humano, y pulsar ciertos resortes fundamentales. Logra arrancarnos un sano estremecimiento, un inquietante hormigueo por todo el cuerpo con sus sabias acrobacias imaginativas.
Como curiosidad, me gustaría hacer mención de la capacidad asombrosa del autor para adelantarse en algunos casos a su tiempo, haciendo uso de esa visión creativa que le caracterizaba. Por su puesto, en otros casos esa perspectiva difiere un poco, como es normal, de la realidad que hoy conocemos y que para él aún estaba por llegar. Lo menciono como algo anecdótico, pues yo, como lector del siglo veintiuno, lo veo cómodamente desde mi perspectiva de un mundo completamente informatizado. Pero resulta llamativo y en algunos casos curioso. Es fascinante poder echar la vista atrás y saber cómo imaginaban algunos genios el rumbo que tomaría la ciencia en tiempos venideros, acertando de pleno en muchos casos y errando en otros muchos.
Un libro imprescindible para todo aquel que guste de los relatos de ciencia ficción. Entretenimiento asegurado, interesantes ejercicios de imaginación y mucha creatividad en un escritor prolífico como el maestro Asimov.
Y recuerden, cerebros positrónicos, esas tres leyes fundamentales que habrán de respetar siempre:
- Un robot no puede hacer daño a un ser humano o, por inacción, permitir que un ser humano sufra daño.
- Un robot debe obedecer las órdenes dadas por los seres humanos, excepto si estas órdenes entrasen en conflicto con la 1ª Ley.
- Un robot debe proteger su propia existencia en la medida en que esta protección no entre en conflicto con la 1ª o la 2ª Ley.
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