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miércoles, 9 de enero de 2013


UNA EXCELENTE ANTOLOGÍA DE RELATOS REVISADOS DEL GRAN MAESTRO LOVECRAFT.



Si ha habido alguna vez un escritor capaz de descender a las profundidades más oscuras y desconocidas del inconsciente humano, de atravesar el espeso manto de la bruma que establece lo racional, para adentrarse en ese abismo plagado de fantasmagóricas entidades irreconocibles por el hombre profano, ese fue sin duda H.P. Lovecraft. El escritor de Providence, ese personaje receloso de la luz del día, amante de solitarios y vetustos parajes donde el musgo añejo se ha adueñado de hasta el último rincón, ha sabido como nadie explorar esos territorios pantanosos que se extienden más allá de la consciencia, donde lo absurdo cobra forma y significado y amenaza con arrebatarnos la cordura de una fiera dentellada. Sus escritos, en ocasiones un tanto complejos, densamente labrados mediante el uso de un lenguaje cargado de adjetivos, y a veces un tanto redundantes, exploran con minuciosidad, con la sofisticación de un experimentado cirujano de las ideas, un terreno que no es aconsejable visitar, si uno no se asegura antes de dejar a buen recaudo un poco de su cordura, para luego recuperar la misma al regreso de ese viaje fascinante.
 El horror cósmico, los mundos oníricos o los universos paralelos serán algunos de los vastos escenarios analizados con precisión por el maestro del horror, en sus numerosos relatos. Lovecraft plantea un interesante abanico de posibilidades infinitas, en torno a la figura de una existencia que no duda en presentarnos frecuentemente como engañosa. Es cierto que la lectura de esas obras requiere en numerosas ocasiones de una concentración absoluta por parte del lector, pero no hay duda de que la recompensa bien merece la pena.

 En no pocas ocasiones me he maravillado ante las ideas tan pulcramente desarrolladas por la prosa de este maestro. Sus razonamientos van siempre mucho más allá de la superficie endeble de una realidad que observamos día a día con ojos de profano. Se atreve a hundir, sin pudor alguno, las afiladas garras de su creatividad sobre ese velo artificial que recubre nuestra existencia, y que esconde tras su engañoso manto unas verdades en ocasiones espantosas. Muy pocos autores son capaces de hacer que uno sienta de manera tan intensa todo aquello que describe en sus escritos: la humedad del ambiente, la opresiva atmósfera cargada de hedores nauseabundos o la superficie fungosa de un terreno revestido por la esencia de la podredumbre, pueden casi palparse gracias a la magia de tan grandiosa pluma. Sus personajes son casi siempre seres atormentados que se enfrentan a la insidiosa perfidia de sabios cuya mente galopa al mismo ritmo que su apariencia descompuesta se va disolviendo lentamente. 
 Hoy día muchos autores tienden a simplificar a la mínima expresión sus creaciones con la finalidad de que todo resulte mucho más claro. No critico esta postura y, por supuesto, la comprendo y a menudo la comparto. Pero de vez en cuando resulta altamente gratificante perderse entre los senderos sinuosos de una narrativa más compleja. Siempre he pensado que sería conveniente no aferrarse solamente a un tipo de literatura sencilla y sin florituras. Por ello considero aconsejable imbuirse de vez en cuando de una prosa un poco más densa, ya que sería una pena dejar que se desvaneciera en la nada todo ese arte un poco más arcaico.
 Lovecraft, a pesar de su uso un tanto abusivo de los adjetivos y sus redundancias, tiene un poder comunicativo tremendamente rico y magistral. Una vez nos hemos acostumbrado a los caprichosos meandros de sus descripciones, uno puede llegar a empaparse con la historia que está leyendo, a un nivel mucho más amplio y riguroso. Por otro lado su grado de percepción artística va mucho más allá del simple horror. Explora, como ya he mencionado, todo tipo de terrenos, muchos de ellos dentro del ámbito de la magia puramente onírica. También hay historia de antiguas y olvidadas civilizaciones entretejida en algunos relatos, razas desconocidas y a menudo aberrantes, y tanto lo grotesco y preternatural, como lo divino y lo hermoso, encuentran cabida en esos escritos.

 Una de las lecturas con que he comenzado este año 2.013 es esta magnífica antología de relatos suyos. Todos ellos son versiones mucho más fidedignas, según nos asegura quien las recopila, de sus escritos, ya que la traducción es mucho más fiel al original. Lo cierto es que me lo estoy pasando tremendamente bien y ya me he devorado la mayor parte del volumen pues, aunque muchos de los relatos ya los había leído anteriormente, siempre resulta gratificante acercarse nuevamente a este tipo de lecturas bajo una nueva perspectiva de quien ya ha alcanzo, con los años, un nivel lector un tanto más maduro y experimentado.
 Sin duda, pronto habré adquirido con tremendo regocijo el segundo volumen de esta colección y podré sumergirme también entre sus páginas para redescubrir o acercarme por primera vez a algunos relatos de este escritor, a quien muchos consideran un maestro del arte del horror.

4 comentarios:

  1. Compartimos admiración por Lovecraft, lo situaría entre mis autores favoritos sin duda.

    Por esa imaginación desbocada, por lo detallado y caliginoso de los ambientes que nos recrea. Como dices, hay muy pocos autores que tengan un poder de descripción tan brutal como Lovecraft.

    Uno de los grandes precursores y de las mayores influencias del terror moderno, sin duda.

    Abrazos

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  2. Siempre es un placer leerte Juan Miguel. Seguro que el mismísimo Lovecraft pensaría lo mismo "allá donde esté". Estoy impaciente por leer los micro-relatos sobre El Jardín Impío. Un saludo

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    1. Un auténtico placer recibir tus comentarios por aquí, Álex. Todavía estoy pensando cómo abordar el asunto de los relatos cortos. Lo cierto es que uno de ellos ya tiene bastantes años y creo que tendría que hacerle un pequeño "lavado de cara" antes de exponerlo aquí, jejejeje. Pero lo prometido es deuda y pronto habré de ponerme con ello. Abrazos, amigo =)

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